martes, 29 de julio de 2008

La noción de estructura y el significante

Por:
Clynton R. López F.
clyntonr@ufm.edu

Para continuar con el tema del inconsciente estructurado como un lenguaje es indispensable introducirnos a la noción de la estructura y al concepto de significante.

Pensemos primero en la noción de estructura. Lacan cuando se refiere a estructura dice:

“Un grupo de elementos que forman un conjunto co-variante. Dije un conjunto no una totalidad. La estructura siempre se establece mediante la referencia de algo que es coherente a alguna otra cosa, que le es complementario. Pero la noción de totalidad sólo interviene si estamos ante una relación cerrada con un correspondiente, cuya estructura es solidaria. Puede haber, por el contrario, una relación abierta a la que llamaremos de suplementariedad”[1].


¿Por qué es importante la noción de estructura? La noción de estructura es indispensable para poder buscar la significación. Veamos como lo dice Lacan:

“¿Qué buscamos, nosotros, los analistas, cuando abordamos una perturbación mental, ya se preste de modo patente o bien latente, ya se enmascare o revele en síntomas o comportamientos? Siempre buscamos la significación. Esto nos distingue. Se le acredita al psicoanalista el no engañarse de la verdadera significación”[2].

Entonces la noción de estructura es importante para poder connotar o significar algo. Ese algo es lo que Lacan llama el significante. El significante puede obtener significación únicamente dentro de la estructura. Podemos decir que la estructura es la región de inteligibilidad del significante. Es decir, gracias a la estructura el significante cobra sentido, y puede ser entendido por el sujeto.

¿Cuál es la relación de esto con el inconsciente estructurado como un lenguaje? Recordemos algunas nociones lacanianas primordiales para clarificar este asunto. Ferdinand de Saussure dicta su famoso Curso de Lingüística General donde establece ciertas nociones fundamentales para la lingüística contemporánea. Saussuere establece primordialmente la idea del signo. Esta idea del signo es primordial porque establecerá también la idea del significante y el significado que posteriormente Lacan asumirá de una forma particular para establecer conexiones con el inconsciente. Saussure establece la forma en que funciona el lenguaje y como significa.



Imagen (concepto de árbol)
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Árbol



El esquema de arriba es lo que Saussure llama el signo lingüístico. Esta totalidad es el signo lingüístico. Ese signo lingüístico está compuesto de dos cosas los significantes y el significado. El significante es la palabra árbol (puede ser un significante escrito o sonoro) y designa el significado (el concepto de árbol). Varias cuestiones importantes hasta aquí. Primero: la relación del significante con el significado es totalmente arbitraria. Segundo: el significante puede referir a más de un significado (de hecho en el pensamiento lacaniano sólo es un significante en la medida que puede referir a más de un significante). Tercero: el significante sólo adquiere sentido o significado (posibilidad de ser entendido) por su posición en la estructura del significante y la diferencia para con los otros significantes dentro de la estructura. El significado viene entonces de la diferencia, de la discontinuidad. (De aquí Lacan tomará la idea de que del agujero en el discurso se establecerá un significado inconsciente). El lenguaje es una estructura abierta (siempre hay nuevas formaciones) que para significar establece una cadena de significantes que adquieren su sentido o significado al estar referenciados en un lugar dentro de la estructura y sobre todo por la diferencia entre ellos.

¿Qué es lo que hace Lacan con estos conceptos de lingüística general?


Significante – Significante
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Significado



Jugar una vuelta e identificar el término significante con nociones inconscientes tales como un síntoma, un elemento dentro de un sueño, las palabras. El significado es establecido a partir de la cadena significante en su lugar dentro de la estructura y sobre todo de la diferencia. (Quienes estuvieran alguna vez en análisis saben que en el momento de un lapsus, un silencio se establece la posibilidad de significar en el discurso). La barra en el esquema Lacaniano significa simplemente la resistencia de pasar del discurso consciente al deseo inconsciente. Hay una resistencia porque los sujetos luego de pasar por el Edipo, o de domesticación del goce en el inconsciente pueden existir y convivir todos los opuestos binarios imaginables. Han quedado desechadas por la conciencia y reprimidos. Los anhelos inconscientes allí se encuentran y se escapan en las formaciones del inconsciente. Lacan lo dice maravillosamente sobre la enseñanza de Freud acerca de este asunto del inconsciente:

“(…) y puesto que aprendimos de Freud que el principio de contradicción no funciona en el inconsciente – formula sugestiva e interesante, pero, si uno se queda en ella, un poco limitada – cuando algo no camina en un sentido se lo explica por su contrario”[3].

Ahora volvamos a la estructura y los significantes en su relación al inconsciente. Recordemos un poco los dos peregrinos que en Freud hacen posible la encriptación de los sueños. La condensación y el desplazamiento. Lacan dice:

“De manera general, lo que Freud lama condensación en retórica se llama metáfora; lo que llama desplazamiento es metonimia”[4].

Estos dos mecanismos son fundamentales porque permiten al inconsciente encriptar los deseos y anhelos del inconsciente para que logren llegar a la consciencia. Pero el descubrimiento freudiano del inconsciente va más allá de los sueños. Hay una frase que no sé si Richard Rorty la habrá dicho por primera vez, pero, es ejemplificadota: El descubrimiento freudiano apunta a que el yo no es dueño ni de su propia casa. El individuo cuando habla no puede tener control de lo que está diciendo. Esto hace un match perfecto con la idea freudiana de determinación psíquica.

En el momento de hablar el sujeto en la asociación libre no es dueño de la significación. El inconsciente se escapa a través del lenguaje. Y son la metáfora y la metonimia las que nos permiten descifrar en su estructura el funcionamiento y poder buscar la significación.

¿Por qué Lacan hace este énfasis en el significante?

“(…) ¿Necesitamos acaso del psicoanálisis para saberlo? ¿No nos asombra que desde hace ya mucho los filósofos no hayan enfatizado el hecho de que la realidad humana está estructurada irreductiblemente como significante?[5]

Los seres humanos somos seres simbólicos. De allí la importancia del significante. Nos permite acceder a la realidad simbólica. He aquí el problema de la psicosis. En la psicosis falta el significante primordial. El nombre del padre que les permite a los individuos acceder al orden simbólico mediante el cual los individuos podemos separarnos y significar la realidad. La falta de un significante hace dudar de toda la red simbólica de los sujetos.

La metonimia y la metáfora son los mecanismos del inconsciente de los sujetos simbolizados. En la psicosis los elementos imaginarios empapelan el agujero del significante para que los sujetos puedan funcionar. Pero en cualquier momento puede existir una descompensación que lleve al individuo a afrontar el agujero significante. Esto quiere decir, quedar añadido a la madre, y a la realidad, es decir como objeto.

Terminemos con una pregunta:

¿Cuál es la función en la neurosis del significante, del significante como síntoma?


[1] Jacques Lacan, Seminario III Las psicosis, (Buenos Aires: Editorial Paidos, 1984), p. 261
[2] Jacques Lacan, Seminario III Las psicosis, Op. Cit., p, 279 El énfasis es mío.
[3] Jacques Lacan, Seminario III Las psicosis, Op. Cit., p, 288.
[4] Jacques Lacan, Seminario III Las psicosis, Op. Cit., p, 317.

[5] Jacques Lacan, Seminario III Las psicosis, Idem.

Caso Juanito: De la imposibilidad del pasaje de lo imaginario a lo simbólico por la falta de potencia en el padre real

Por:
Clynton R. López F.
clyntonr@ufm.edu


El punto sobre el cual girará el tema de este breve documento es en torno a la idea de que el agente real encargado de la castración en Juanito, no es el Padre Real Potente necesario para castrarlo sino que fue dado por otra circunstancia. Es decir el padre real existe pero no con la suficiente potencia para ostentar el falo y permitir la inscripción de este en el registro simbólico de Juanito, su hijo.

Realizaré un breve resumen de los puntos básicos del complejo de Edipo en Freud, y luego otro breve señalamiento de los puntos en Lacan. Un intento muy simple de comparación y evolución de las teorías sobre el Edipo, y posteriormente el análisis del pasaje de lo imaginario a los simbólico en Juanito.

Freud

En un ensayo de 1931 titulado Sobre la sexualidad femenina Freud realiza un recuento sobre los puntos básicos de su teoría sobre el Complejo de Edipo.

Freud no matiza los tiempos como lo realiza Lacan pero si distingue de dos etapas en la manifestación del complejo de Edipo. La primera fase, llamada pre edipica, se constituye porque tanto para el varón como para la mujer el primer objeto amoroso es la madre. Pareciera existir un asunto en torno a este sentido, donde se concibe que Lacan es él quien inicia este asunto de situar a la madre como el objeto amoroso primario para ambos sexos, pero en Freud está claramente presente este hecho desde este ensayo en 1931. Por ejemplo “…y es la primera diferencia con Freud, Lacan considera que el sujeto, cualquiera que sea su sexo, siempre desea a la madre, y que el padre es siempre el rival”[1]. Si bien es cierto que en Freud puede formularse el complejo de Edipo en una forma básica como: sentimientos amorosos al padre de diferente sexo, y sentimientos hostiles hacia el padre del mismo sexo, también es cierto que esta articulado ya en Freud la condición de ser el primer objeto amoroso tanto del niño como de la niña, la madre. Veamos como lo expone Freud: “En aquella fase del desarrollo libidinal infantil que se caracteriza por un complejo de Edipo normal hallamos a los niños afectuosamente ligados al progenitor del sexo opuesto, mientras que en sus relaciones con el mismo sexo predomina la hostilidad. La madre fue su primer objeto amoroso continua siéndolo, y al tornarse más apasionados sus sentimientos por ella, así como al profundizarse la comprensión de las relaciones del padre y la madre, aquel debe de convertirse a fuerza en su rival. Otra cosa sucede con la pequeña niña. También el primer objeto fue la madre. ¿Cómo entonces halla su camino hacia el padre”[2].

Es posible que en Lacan esté mejor articulado, pero la relación originaria, primitiva, como llamaba Freud con la madre, como objeto amoroso de ambos niños ya se encontraba claramente establecida en Freud en la fase pre edipica. De allí que para Freud la latencia bisexual en la mujer sea más fuerte en la mujer que en el varón.

La etapa pre edipica esta presente en ambos niños. En esta fase no aparece todavía el padre. En el momento de aparición del padre, entonces, se da el inicio del complejo propiamente edipico en el niño varón, lo que Freud llamaba el complejo de Edipo en su forma positiva, y en la niña el complejo de Edipo en su forma negativa en la niña[3]. Es hasta el momento cuando los niños se dan cuenta de la diferencia anatómica de los sexos que inician en el varón su disolución[4] y en la niña su paso de amor de la madre hacia el padre.

Así en el niño la identificación con el padre como una agresión final, para tener lo que él tiene, y como un duelo por la madre, disuelve el complejo de Edipo. En la niña es diferente. Queda el traslado de su amor por la madre por el padre, al culparla de su castración. La poderosa fuerza que disuelve en el varón el Edipo, no sucede en la niña. El amor narcisista sobre su miembro lo lleva al niño a renunciar a la madre, en la niña no sucede así. En la niña, el Edipo evoluciona a

En el momento en que el niño renuncia a la premisa universal del pene, es cuando hace su aparición el complejo propiamente de Edipo, la etapa Edipica. El padre juega el papel de ejecución de la castración, en el varón, y en la niña, juega el papel hacia donde va a terminar los afectos de la niña que ha quitado a la madre como castigo por culparla de estar castrada. La nostalgia falica (en el lenguaje lacaniano) y en la lógica freudiana: “La niña pasa – podríamos decir que siguiendo una comparación simbólica – de la idea del pene, a la idea del niño. Su complejo de Edipo culmina en el deseo, retenido durante mucho tiempo, de recibir del padre, como regalo, un niño, tener de él un hijo”[5].




Lacan

Lacan esquematiza su visión del Edipo, dentro de un contexto general llamado La metáfora paterna.

En esta esquematización lacaniana existen tres tiempos lógicos que determinan los pasajes desde los cuales el niño o la niña van a pasar de un plano imaginario a estar inscritos en el plano simbólico. “Se trata de que el niño asuma el falo como significante, y de una forma que haga de él instrumento del orden simbólico de los intercambios, rector de la constitución de los linajes”[6].

Es importante hacer notar que el esquema lacaniano no viene a desdecir al esquema freudiano, sino a articularlo y hacer explicita algunas cuestiones que en Freud estaban veladas.

Primer tiempo

El primero esta constituido por un triada de elementos, el niño, la madre y el falo. Es de hacer notar que a diferencia de Freud, Lacan nunca utiliza el pene, o premisa universal del pene, sino desde el principio el elemento simbólico del falo. Realmente aquí el falo es un elemento imaginario no simbólico, pero que al pasar por el Edipo, el sujeto edipizante, lo tomará como parte del orden simbólico.

Este primer tiempo esta caracterizado por movimientos a lo largo del eje de lo imaginario en el niño. Aunque se caracteriza en este tiempo el primer significante simbólico la relación presencia-ausencia de la madre. El niño no logra entender la ausencia de la madre. Lo interpreta como estar sujeto a una ley caprichosa del deseo de la madre. El niño logra identificar que existe algo, que le roba la atención de aquello que él necesita, la madre. Esto da origen al imaginario falo. Es decir, aquello que la madre quiere. La madre simbólica frustra al niño de eso que necesita y quiere. Es aquí cuando el niño se identifica con ese objeto imaginario falo, ser o no ser el falo, el dilema de este tiempo del Edipo.

Segundo tiempo

En este segundo tiempo se constituye una relación de cuatro elementos, y no ya de tres. El padre hace su aparición en un sentido imaginario pero aparece. El Padre Imaginario que todo lo puede y todo lo prohíbe. Este es un padre interdictor. Priva a la madre del niño y frustra al niño de la madre. Lo que en un primer momento parecía una ley caprichosa de la madre, se convierte en una ley hecha por ese padre imaginario. Aquí es cuando el niño empieza a dudar sobre su ser de falo. Este es un padre velado. No se revela totalmente.

Tercer tiempo

El llegar a este momento es cuando se permite realizar el pasaje de lo imaginario a lo simbólico. El Padre imaginario muere, y da lugar al padre real, al revelarse, hacerse visible encarnado de alguna forma para el niño. El niño al darse cuenta que finalmente el no es el falo, y que lo tiene ese padre, que ya no es un prohibidor, sino mas bien, un permisor, donador, acontece la castración. Efectuada por un agente real (el padre), en un ente imaginario, el falo.

Esta es la función en su total del padre simbólico, que nunca aparece, sino mas bien es la función paterna. Es decir, permitir la inscripción del sujeto en el orden simbólico dentro del cual vivimos los seres humanos.

El darse cuenta al sujeto de que el padre real es el que tiene el falo, eso que la madre quiere lo lleva a lanzarse a su conquista. Para que esto suceda, se dan las poderosas fuerzas que hablaba Freud sobre la amenaza de castración. Aquí es donde acontece la identificación con el padre.

Juanito

Juanito ha desarrollado una fobia a los caballos. El proceso se ha dado haciendo coincidir varias cuestiones: primero, el nacimiento de una pequeña hermanita, que para mi análisis es fundamental, la actividad masturbatoria del infantil sujeto, y la falta de fuerza del padre en la relación con la madre.

La fobia se desarrolla como un mecanismo compensatorio de la ausencia del padre real. Es decir, y veo varias posibilidades. Uno que la angustia se transforme en fobia, cuando sus deseos incestuosos no son reprimidos por una ley fuerte que prohíba el incesto, sino que lo deje prohibido a medias, como una posibilidad. Esta posibilidad es tal vez la más importante, porque deja a Juanito en una posición muy difícil. A los 5 años, tiene, que valerse casí por si mismo, en el dilema de satisfacer a su madre, y hacerse cargo de su hermanita por sus propios deseos (y como es un neurótico, sufre por eso) y porque no está capacitado en lo real para hacerlo, para defenderse de eso, genera la fobia. El padre no ha ocupado su lugar claramente, esta a medias, y Juanito, como buen primogénito, a pesar de su corta edad, se da cuenta del papel que el padre le deja, o claro, que él quisiera tomarse, de allí su angustia transformada en fobia. ¿Por qué a los caballos? Por su relación con el padre. En el caso se expone que el padre jugaba a ser su caballo. Derivado de su curiosidad sobre la diferencia de los sexos, entonces, había contemplado el pene grande de un león, que finalmente es parecido al de un caballo, de gran tamaño. Esto es una pura especulación, pero, es posible, que el caballo simbolizará al padre, que en lugar de ser su compañero de juego, debía de ser el dueño de ese pene grande, para poner orden en su casa, y no dejar a Juanito ningún trabajo, no apropiado a su edad. Es decir, el padre es grande, que el sea el del pene grande para poder satisfacer a la madre. Esto es pura especulación.

Otra posibilidad es el hecho del deseo de la muerte de la hermana, también debilitados por una ley no muy poderosa, pudieran ser realidad.

El elemento imaginario de Juanito. Juanito busca el falo en cualquier lugar, está en todos lados y no está en ningún lado, esto es sin duda un fracaso del padre real. Es decir, aparece, está allí, no está velado, pero, nunca aparece como ese padre fuerte que me permite, y que a la vez carga con lo que debe cargar: el falo. Juanito lo pone en todos lados menos en el padre.

El agente castrador, fue real, pero no el padre. El padre, al carecer de potencia, es uno de los elementos castradores, pero pareciera ser que no el determinante. Pareciera ser que el elemento real de la castración lo desarrolla la hermana al nacer. En ese momento, claro, junto con el padre, que de alguna manera si lo frustra de su madre, hacen dudar a Juanito de ser el falo. Pero para poder darle un valor significante, inscribirse en el mundo de lo simbólico, hace falta una padre con más fuerza para ostentar el falo. El padre de Juanito, si está allí, y cumple con la función de padre, pero a medias, a media fuerza, que no permite a Juanito dar el salto definitivo al orden de lo simbólico. Lo deja de cierta forma en un mundo imaginario, al solucionar el dilema: casándose con su mamá y casando a su papá con su madre. Lo que le hace falta a Juanito es la ley, es decir, ese padre que haga la ley, para domesticar sus deseos, en vez, de adaptar el mundo a sus deseos.

La fobia para mí, se ha desarrollado a partir de la incapacidad de Juanito de hacerse cargo de que hacer con su deseo sin una ley clara, sino más bien ambigua. La fobia protege a Juanito, de la realización de su deseo, y lo ayuda a cumplirlo, y por supuesto, le genera una oportunidad al padre de aparecer, que a través del análisis algo apareció, con más fuerza que anteriormente.



[1] Jean-Pierre Cléro El vocabulario de Lacan (Buenos Aires: Editorial Atuel, 2006), p. 38
[2] Sigmund Freud Sobre la sexualidad femenina (Madrid: Alianza Editorial, 1972), p. 129
[3] “En realidad, durante esta fase el padre no es más que un molesto rival, aunque su hostilidad contra él nunca alcanza la violencia característica en el varón”. Sigmund Freud, Sobre la sexualidad femenina, Op. Cit., p. 131.
[4] En el texto de 1924 La disolución del complejo de Edipo, Freud explora las fuerzas que llevan a su disolución en el niño, y a su evolución y disolución en la mujer. Es siempre en el niño, el referente a la castración lo que lo llevo primordialmente a su disolución en la mujer, más complejo y pareciera ser que nunca realmente se disuelve, porque no existen las poderosas fuerzas que si existen en el varón para dicha cuestión.
[5] Sigmund Freud, La disolución del complejo de Edipo (Madrid: Alianza Editorial, 1996) Vol III, p. 2751.
[6] Jaques Lacan, La relación de objeto (Barcelona: Editorial Paidos, 1994), p. 202

miércoles, 16 de julio de 2008

Los sueños: una introducción al lenguaje del inconsciente

Por Clynton R. López F.
clyntonr@ufm.edu

Introducción

Sigmund Freud publicó en 1899 (pero con la portada en el libro de 1900) el libro que – en mi opinión – define la postulación básica del psicoanálisis acerca del inconsciente. Este libro es La interpretación de los sueños, este libro marca de alguna forma un cambio en el entendimiento de la razón en Occidente.

Si tuviéramos de establecer momentos cúspides en el nacimiento del psicoanálisis diríamos que hay al menos dos. El primero la publicación de Estudios sobre la histeria de 1895 en dónde Freud colaboró con Breuer para su publicación y el segundo es la publicación de La interpretación de los sueños. Estos dos trabajos conjuntamente generan un concepto nuevo que da inicio a una época diferente en el pensamiento occidental. El inconsciente freudiano viene a debilitar teóricamente (y de forma anticipada) lo que posteriormente las dos guerras mundiales se encargarán de destruir: el imperio de la razón y la creencia en una posible paz perpetua que había dejado de herencia la modernidad.

La obra Los Sueños es de 1901 originalmente. Es decir dos años después de la publicación de La interpretación de los sueños. Tiene una adición de 1911 en dónde Freud añade la idea de que todo sueño contiene para un adulto algún deseo erótico. (Aquí en este añadido hace alusión a la Sexualidad Infantil y que está sexualidad infantil reprimida o fijada, o simplemente desechada por la vida consciente del adulto es la que genera la energía para desarrollar los sueños). No es raro que este añadido fuera posterior a la publicación de Tres ensayos para teoría sexual de 1905.

La pregunta que surge ahora es: ¿Por qué iniciar un curso introductorio de Lacan con el tema de Los sueños de Freud? La respuesta parece ser sencilla, pero, elaborémosla. Es a través de la exposición psicoanalítica de los sueños que es más probable poder ver la forma en qué funciona el inconsciente. Sus mecanismos y su estructuración. Está descripción del inconsciente no hace nada más que realizar de forma anticipada y explicativa la frase lacaniana de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje.

Este texto no pretende ser una discusión exhaustiva de los sueños y su formación sino simplemente un referente para desarrollar un análisis posterior en puntos para su profundización. Lo que si persigue es estructurar sintéticamente la formación de los sueños y utilizarlos como ejemplificación del funcionamiento el inconsciente.

Los sueños

Los elementos claves de la elaboración de los sueños podríamos clasificarlos en tres grandes categorías: 1. Deseos inconscientes (pulsiones o instintos) 2. Censura (Lo que posteriormente en 1923 Freud establecerá como super yoicas, pero que en este momento del desarrollo intelectual podemos llamar los requerimientos de la vida civilizada)[1]. 3. Los mecanismos inconscientes que se utilizan en la elaboración del sueño para poder escapar a la censura durante el sueño.

Empecemos en el orden descrito.

Los deseos de los sueños y la sexualidad infantil

Una forma fácil de resumir la función de los sueños es decir que son realización de deseos inconscientes. Pero, ¿de dónde vienen estos sueños inconscientes? ¿Son deseos actuales? O ¿Datan de una época anterior?

Citemos a Frued directamente en este asunto. En el añadido de 1911 a la obra de Los Sueños

(…) ningún otro grupo de instintos ha experimentado un más amplio sojuzgamiento por las exigencias de la educación civilizada como precisamente los sexuales; pero haremos también constar que tales instintos son los que mejor saben escapar. Desde que hemos llegado al conocimiento de la sexualidad infantil, que regularmente pasa inadvertida o es mal comprendida, podemos decir justificadamente que casi todo hombre civilizado ha conservado en algún punto la conformación infantil de la vida sexual y comprendemos de este modo que los deseos sexuales infantiles reprimidos proporcionan las más frecuentes y poderosas fuerzas instintivas para la formación de los sueños[2].

Los deseos infantiles sexuales reprimidos permanecen latentes en la vida consciente de los individuos neuróticos hasta que alguna situación de la vida despierta los desencadena y escapan, en el lenguaje del sueño, es decir, simbolizados[3]. Todos los sueños (aún los llamados infantiles) sufren una transformación que es pasar de una idea hacía una imagen visual.

La censura y la elaboración del sueño

Recordemos que Freud para la época en que escribió Los sueños aún se encontraba enmarcado en la teoría de la primera tópica del aparato psíquico. Es decir, dividido en Inconsciente, pre consciente y consciente. Es hasta 1923, 24 con la publicación de El yo y el Ello que Freud se enmarca en la segunda tópica del aparato psíquico donde reconoce tres instancias el Super yo, el yo y el Ello. El inconsciente es algo que subyace a todas las instancias. Para 1901, y aún en el añadido de 1911 ésta segunda tópica no estaba desarrollada pero vemos como en el apartado X de Los sueños hay, sino una génesis, si indicios de la segunda tópica freudiana. En este apartado Freud se dedica a exponer el tema de la censura. Veamos como lo exponía Freud:

Suponemos que en nuestro aparato psíquico existen dos instancias generadoras de ideas, la segunda de las cuales posee el privilegio de que sus productos encuentran abierto al acceso a la consciencia, mientras que la actividad de la primera instancia es inconsciente en sí y no puede pasar a la consciencia sino pasando por la segunda. En la frontera entre ambas instancias, o sea en el paso de la primera a la segunda, se encuentra una censura que no deja pasar sino aquello que le agrada, deteniendo todo lo demás. Lo rechazado por la censura se halla entonces, según nuestra definición anterior, en estado de represión[4].

Esta descripción acerca muchísimo el tema de las instancias al tema del Ello y del Super yo como instancias separadas. Y que lo contenido en el Ello (deseos, pulsiones) necesita permiso del Super yo para llegar a la conciencia (el yo).

La censura permanece como una instancia latente que en vigila incesante sobre los deseos y los modula a la vida despierta. Ejemplo es lo que en psicoanálisis se conoce generalmente como sublimación. El arte, las ciencias y la investigación científica son ejemplos de la transformación que sufre las pulsiones socialmente no aceptadas en la civilización actual. Por esto decía que los sueños son un paralelo análogo con la neurosis en general[5]. Otra forma que la censura utiliza es el aplastamiento del deseo inconsciente y por lo tanto la sintomatización. El síntoma es un sustituto que permite la satisfacción pulsional aplastada por la censura. Pero volvamos al sueño.

En el sueño la censura se relaja, y por lo tanto los deseos inconscientes prohibidos latentes de la sexualidad infantil encuentran escapatoria. Pero la censura no está completamente “dormida” sino simplemente relajada. Por eso es que el sueño sufre una elaboración del deseo encriptandolo gracias a dos grandes procesos psíquicos: 1. La condensación 2. El desplazamiento[6].

Mecanismos inconscientes de la elaboración del sueño

Condensación

El primer mecanismo será la condensación. La condensación es una forma de economía del sueño dónde diferentes elementos son mezclados y literalmente condensados. Esta condensación es mayoritariamente visual. Un ejemplo muy fácil de poder entender es cuando en un sueño, una persona visualmente es una, y al momento de hablar con ella es otra. Otro ejemplo fácil de entender es cuando se sueña con un lugar que visualmente es un determinado lugar, pero el sentido al estar en ese lugar es otro. Por ejemplo se encuentra alguien visualmente en el edificio del trabajo durante un sueño, pero durante el sueño se encuentra en una situación dónde está en el colegio con los compañeros de la infancia. Es el colegio, pero también es el trabajo. Este proceso condensa tiempo, ideas, lugares, deseos. Es una forma de economía del sueño que lo que hace es restringir las ideas latentes (deseos inconscientes). Veamos como lo expone Freud:

Si reflexionamos que de las ideas latentes halladas solo una minoría queda representada en el sueño por uno de sus elementos de representación, habríamos de concluir que la condensación se verifica por exclusión no siendo así el sueño una fiel traducción o proyección, punto por punto de las ideas latentes[7].

La condensación funciona como un lenguaje de sustitución simbólica dónde un elemento del sueño contiene más de una idea latente, es decir, es ese elemento, el camino en la estructura del sueño (el punto que anuda) muchas (un número indeterminado) de ideas latentes del sueño. La condensación para vincularlo con el pensamiento de Lacan es lo que posteriormente él llamará la actividad metafórica.

El desplazamiento

El desplazamiento es el segundo mecanismo psíquico que establece el encriptamiento de las ideas latentes. Entre la condensación y el desplazamiento se termina de dar forma al contenido manifiesto del sueño. El desplazamiento (lo que Lacan llamará metonimia) es el proceso psíquico mediante el cual las ideas latentes son sustituidas por otras dispares que tienen una relación entre sí que solo puede ser esclarecida en el análisis del sueño. Veamos una breve cita:

Tales ideas establecen un enlace, a veces harto forzoso y rebuscado entre el contenido manifiesto y latente (…).[8]

Veamos un ejemplo de desplazamiento. En un sueño una persona está en su casa la cual es invadida por un grupo de jóvenes que la toman en posesión. El logra escapar de la casa pero va a buscar la forma de recobrarla. Logra ingresar a la casa y golpea uno a uno a los jóvenes que estaban en la casa. Resulta ser que era un grupo de jóvenes que recién habían ingresado a un equipo de futbol internacional. Este grupo de jóvenes (alrededor de 5) habían tomado la casa en posesión y él había tenido que salir. En el análisis del sueño se fueron estableciendo varias ideas. Los jóvenes estaban paulatinamente sustituyendo a los llamados pesos pesados del vestuario en el equipo internacional. El soñante era un fan del equipo internacional y aunque veía con buenos ojos la sustitución de los veteranos del equipo veía inaceptable que no se respetará a los veteranos por su conocimiento, experiencia. Debían de tener su lugar pero siempre subornidados a los veteranos.

El detonante del sueño había sido que él mismo jugaba fútbol a nivel no profesional y enfrentaba ya lo que se llama veteranía en fútbol (acercarse a los 30), y un grupo de jóvenes irrumpía en la escena de su juego. De aquí los elementos de la vida despierta que nutren al sueño. Pero el autentico detonante fue que un grupo de jovencitos molestaron a su novia, protegidos por una esfera de intolerancia religiosa de la familia dichos jovencitos “invadieron” su lugar con su novia lo cual ella permitió. El había estado sumamente molesto con esta situación y fue el detonante del sueño. El relato es un poco largo pero ejemplifica muy bien el desplazamiento. Veamos como funcionó: La idea latente de “Su novia” había sido desplazada por “su casa”. ¿Por qué es una idea latente en cubierta por el desplazamiento? En “su casa” satisface sus necesidades en general, con su novia satisface sus pulsiones eróticas. Y algo que es muy contrario a la época que vivimos, es de “su propiedad” por decirlo de alguna manera. La idea de la novia queda desplazada por casa. No proseguiremos con la interpretación del sueño. Bastará con decir que el deseo encubierto era el deseo literal de matar a golpes a los jovencitos por invadir su territorio. Es decir, recuperar el territorio de satisfacción pulsional.

Esto es lo básico acerca de la elaboración de los sueños. Tenemos claro que son una realización inconsciente de deseos. Además funcionan como una condición de posibilidad del dormir. Gracias a que se está soñando se puede dormir en ocasiones, de lo contrario la persona estaría despierta debido a la alta actividad psíquica. Se sintomatizaría de otra forma pero despierto.

Otro punto importante en este texto de Freud es la referencia que hace a la angustia. La angustia aparece cuando la posibilidad de goce resurge. Cuando algo que deseamos mucho aparece pero que la educación y la consciencia han enviado a las profundidades del inconsciente. Es aquí dónde Freud señala la posibilidad de la convivencia de opuestos binarios (en términos de deseos inconscientes).

Hasta aquí este esfuerzo de síntesis sobre la elaboración de los sueños y su importancia en cuanto al conocimiento del inconsciente. Veamos a dónde nos llevará Lacan desde aquí.

P.S. Recordemos que los recuerdos infantiles han sido sustituidos (en lo adultos) por sueños y fantasías.
[1]Este es un punto importantísimo debido a que está estructura general es análoga, o continuada para explicar la neurosis en general. Y será otro punto importante luego para explicar – en Freud – Las Psicosis.
[2]Sigmund Freud, Los sueño (Edición electrónica), Sección XII.
[3]Recordemos que Freud clasifica los sueños en tres: 1. Sueños infantiles que son una realización de deseos inmediata (tienen amplia relación con la vida despierta). 2. Sueños simbolizados (con o sin sentido) que hay que interpretar para descubrir el deseo inconsciente. 3. Los sueños que escapan a la censura de la simbolización y se convierten en pesadillas y convierten la censura en angustia. Este último punto puede ser análogo a lo que Lacan llamará la angustia de encontrarse con el objeto pequeño a.
[4] Sigmund Freud, Los Sueños Op. Cit. Sección X
[5] Ver por ejemplo el texto de Freud Neurosis y Psicosis de 1923 – 24 ya enmarcado desde la segunda tópica que ejemplifica esto a la perfección.
[6] Freud realiza un hincapié en que el deseo primero tiene que sufrir una primera transformación y es la de transformar la idea latente (la que contiene el deseo inconsciente censurado) en un elemento visual, o una dramatización. Luego llegan la condensación y el desplazamiento.
[7] Sigmund Freud, La interpretación de los sueños, (Edición electrónica, obras completas), p. 490
[8] Sigmund Freud, La interpretación de los sueños Op. Cit. p, 501.