miércoles, 17 de diciembre de 2008

Freud: una interpretación de la cultura

Paul Ricoeur escribe este libro para poder realizar una interpretación filosófica de la obra escrita de Freud. Hago incapie en este punto sobre la obra escrita de Freud porque el mismo Ricoeur dice no ser participe de la práctica psicoanalítica ni como analista, ni como analizado. Pero si realiza desde la perspectiva de la filosofía una interpretación de la obra de Freud.

Ricoeur se inscribe dentro de la tradición hermeneútica francesa. Importante referente para poner en dialogó el discurso psicoanalitico freudiano en contexto con la filosofía hermeneútica para poder re interpretarlo a la luz de nuestra época. Ir desvelando los posibles sentidos que se encuentran en la obra de Freud en la época del declinar.

Se está planeando un grupo de discusión sobre este libro para el próximo año en Sophos. Además otros temás sobre psicoanalisis y psicología en general.

Los interesados pueden comunicarse conmigo a clyntonr@ufm.edu

El libro yo lo consegui en Sophos. Pero, seguramente en Loyola pueden tener copias también.

jueves, 30 de octubre de 2008

Cine Foro sobre Closer

Cine Foro
Closer: llevados por el deseo(2004)
Una versión psicoanalítica
Mike Nichols Director
Patrick Marber Screenplayer

Por: Clynton R. López F.
clyntonr@ufm.edu

Entre el deseo y el goce

Para iniciar esta noche el comentario sobre la película Closer me gustaría primero hacer una metáfora sobre las palabras que más se repiten dentro del tema musical de la película: Estas son I can´t take my eyes off you, si es cierto, uno no puede quitar los ojos de encima del objeto de deseo pero una acercamiento constante sin guardar la distancia necesaria (la prohibición) para mantener el deseo nos lleva a la cosa freudiana, o el objeto a lacaniano, es decir, transgredimos el principio de placer freudiano y llegamos donde el goce realiza su aparición. Y la canción repite I can´t take my eyes off you, I can´t take my eyes off you tantas veces como veces transgredimos ese límite imaginario buscando el objeto causa de deseo, u objeto a, que cuando desprovisto de su envoltura imaginaria se torna totalmente insoportable. Estamos señores en el campo del goce y hemos dejado el campo del deseo.

Pero esto sólo como introducción porque es el goce el punto más evidente dentro de la película, pero esta película nos da par muchísimo más. Y me referiré básicamente aquí a dos textos de Freud uno es Sobre un tipo especial de elección de objeto en el hombre de 1910 y dónde por primera vez aparece impreso el termino Complejo de Edipo y el otro es Sobre una degradación general de la vida erótica de 1912. A mí al menos estos textos me parecen complementarios dentro de la época y la teoría freudiana. Recordemos que para 1905 Freud había escrito Los tres ensayos para una teoría sexual y hasta 1931 no escribiría Sobre la sexualidad femenina donde de alguna forma estaría estableciendo su teoría final sobre la disolución del complejo de Edipo en la mujer (por supuesto que no hay que olvidar el texto de La Disolución del complejo de Edipo) que Freud resuelve y digo resuelve entre comillas porque todos recordaremos aquella famosa frase que Freud nunca pudo resolver: que es lo que quiere una mujer. Y este no saber qué es lo que quiere una mujer Freud lo interpreta como el deseo de un hijo, un hijo para el padre. Pasará algún tiempo para que Lacan posteriormente logre establecer que la feminidad va mucho más allá del deseo de tener un hijo.

Bueno, pero volvamos al texto de 1910. He elegido este texto porque de alguna forma es dónde Freud tematiza de forma directa las condiciones que rodearán al objeto de deseo en el hombre pero que van más allá de lo que para la época (e inclusive hoy en día) se tratan como normales, y este normal también lo digo entre comillas[2].

Empecemos con los personajes. Tematicemos primero al Dr. Larry (pero esto nos llevara a Dan) La película no muestra casí en ningún momento la historia de los personajes. En el sentido kunderiano podemos decir que los seres humanos somos un síntoma del pasado[3] pero sin el pasado no sabemos porque hoy somos como somos. Por lo tanto sólo podemos especular a partir de los datos que nos presentan en esos cuatro años de la historia. Así vemos que nuestro primer personaje es una persona que le gusta ciertas actividades sexuales que dentro de la normalidad, ya tematizada en el sentido de Foucault, podemos llamar de ciertas formas perversas[4]. Por ejemplo, vemos como obtiene cierto placer a través del computador sin jugarse con el cuerpo de otro, y vemos también en la escena con Alice (Natalie Portman, usaré el nombre de la actriz porque el personaje siempre juega con sus nombres) cuándo ella baila obtiene un placer derivado de la mirada, pero también da la sensación de que este personaje paga usualmente por sexo, cuestión confirmada por dos escenas más: el momento de la confesión, al regreso del viaje de NY, a Julia Robert de que había tenido sexo con una prostituta, y posteriormente el momento de la firma del divorcio donde produce todo un juego (un juego de transgresión el cual nos podría indicar de cierta forma una perversión), en relación a la firma y que con la firma “compra” sexo. Dentro de este mismo contexto cuando vemos el masoquismo primordial de este personaje cuando pregunta detalladamente sobre la infidelidad de la esposa llegamos a un punto interesante: él pregunta si el amante fue mejor que él en la cama, y ella contesta diferente, y él pregunta diferente ¿cómo? Y ella contesta gentler, es decir, y es interpretativo en el contexto del personaje como más caballero, como más gentil, es decir, que para poder acostarse con su esposa la convierte o la trata como una puta.

Volvamos al texto de Freud. Freud tematiza algo muy importante condiciones de elección para el objeto en el hombre, y tematiza ciertas formas atípicas pero repetitivas veamos como lo resume:

Si abarcamos ahora en una ojeada los distintos elementos del cuadro descrito, o sea las condiciones de falta de libertad [perjuicio del tercero] y ligereza sexual de la amada [amor a la prostituta], su alta valoración, la necesidad de sentir celos, la fidelidad, compatible, no obstante, con la sustitución de un objeto por otro en una larga serie, y, por último, la intención redentora, no supondremos probable que todos estos caracteres tengan su origen en una sola fuente[5].

Posteriormente Freud establece algo interesante que va de cierta forma a establecer de forma general el origen del problema, y lo más interesante es que no la separa como una causa diferente al desarrollo de la elección establecida como normal:

Su elección de objeto, tan singularmente determinada, y su extraña conducta amorosa tiene el mismo origen psíquico que la vida erótica del individuo normal. Se derivan de la fijación infantil del cariño a la persona de la madre y constituyen uno de los desenlaces de tal fijación. La vida erótica normal no muestra ya sino muy pocos rasgos que delaten el carácter prototípico de dicha fijación para ulterior elección de objeto; por ejemplo, la predilección de los jóvenes por las mujeres maduras. En estos casos, la libido del sujeto se ha desligado relativamente pronto de la madre. Por el contrario, en nuestro tipo, la libido ha continuado aún ligada a la madre después de la pubertad, y durante tanto tiempo que los caracteres maternos permanecen impresos en los objetos eróticos ulteriormente elegidos, los cuales resultan así subrogados maternos fácilmente reconocibles.

Lo que Freud nos está tematizando aquí es lo que en la clínica se conoce hoy en día como las separaciones. Las separaciones necesarias que – inclusive en Freud – no estaban claramente entendidas. Por ejemplo, a la separación que nos referimos aquí es básicamente la separación madre – mujer. Una mujer no es una madre, y una madre es más que eso, es una mujer. Recordemos que Freud establecía En la sexualidad femenina (1931) la solución a la feminidad (de cierta forma) en tener un hijo, tener un hijo para el padre. Así, de cierta forma Freud encerraba a una mujer en el significante madre. Si bien Freud establecía esta solución a la feminidad es tan bien cierto que tenía bastante presente los problemas que se generan a partir de la fijación del sujeto masculino en la madre. Si no hay una separación entre madre – mujer se generan ciertos problemas. Podemos pensar que si bien es cierto el deseo psicosexual para la determinación de objeto se establece en el Edipo este deberá disolverse para que el sujeto dentro de sus fallas pueda elegir sin condiciones particulares su objeto erótico.

En el texto de 1912 Sobre una degradación general de la vida erótica Freud, sin llegar a mencionarlo tal como lo estamos diciendo, tematiza la sobre posición madre-mujer y sus consecuencias en el hombre. Por ejemplo, establece que existen dos corrientes en general que serán fundamental para el futuro de la relación con el objeto de deseo. Freud las denomina la corriente cariñosa y la corriente sensual. Estas dos corrientes son establecidas desde la infancia en el complejo de Edipo. Por ejemplo, la corriente cariñosa es más primitiva y la corriente sensual es posterior en la pubertad pero la segunda queda reprimida fuertemente por la prohibición al incesto[6]. La no confluencia de estas dos corrientes lleva al individuo a realizar una escisión sobre los objetos de deseo. Está escisión consiste en un objeto de deseo cariñoso y otro objeto de deseo sensual. Otra vez esta forma de sobre poner a la mujer – madre puede llevar a un hombre a “Si aman a una mujer, no la desean, y si la desean no pueden amarla”[7]. La fijación en las figuras infantiles incestuosas (la madre usualmente, pero también la hermana) puede provocar por ejemplo una impotencia psíquica (por la prohibición al incesto) cuando identifican a una mujer con ciertos caracteres que pueden ser similares a la madre o la hermana. De ahí la necesidad de hacer la escisión entre una mujer que aman y respetan, y otra que desean sexualmente. La forma que toma esta sobre posición es la siguiente:

De aquí su necesidad de un objeto sexual rebajado, de una mujer éticamente inferior, en la que no pueda suponer repugnancias estéticas y que ni conozca las demás circunstancias de su vida, ni pueda juzgarle. A tal mujer dedicará entonces sus energías sexuales, aunque su cariño pertenezca a otra de tipo más elevado[8].

Vemos entonces aquí que esta degradación es muchas veces orientado hacia una elección importante hacia las prostitutas por parte de los hombres, sobre todo casados, o con novias por casarse. Vemos de esta manera como en 1912 Freud ya tenía claro que no eran condiciones especiales en el objeto para ser deseables sino más bien una forma de limitación del sujeto para elegir objeto. La relación de un sujeto con está sobre-posición madre-mujer probablemente es una relación compleja y poco libre en un sentido. Las famosas bigamias de muchos hombres pueden venir explicadas en este sentido.

Pero, ¿por qué la sobre posición deviene en degradación? Hay un respeto y valoración a la madre que usualmente es asumido, pero ya en 1910 Freud establecía un importantísimo punto para ir más allá de su propia teoría sobre la sexualidad femenina. Es decir, más allá de la mujer como madre, que era el último punto que Freud logro tematizar[9]. Veamos como lo expone:

Cuando más tarde no puede ya mantener aquella primera duda que excluía a sus padres de las bajas normas de la actividad sexual, llega a decirse, con lógico cinismo, que la diferencia entre la madre y la prostituta no es, en último término, tan grande, pues que ambas realizan el mismo acto[10].

La internalización particular que cada individuo hace de esta forma de entender las relaciones entre los padres termina siendo una aceptación de la diferencia de los sexos que terminaría de cierta forma (al menos más probablemente) en una sexualidad con relación a los objetos de forma más normal. Es decir, aceptar la diferencia de los sexos es aceptar que lo que sucede entre un hombre y una mujer es eso: relaciones sexuales. Una aceptación de mala gana (lo digo entre comillas porque esto es una asimilación inconsciente) puede terminar con una degradación de la vida sexual y además y la partición entre una mujer amada, venerada y adorada y otra con la cual satisface sus deseos sexuales que es una prostituta.

Pero volvamos a la cita de Freud: el favor que realiza Freud a las mujeres en esta descripción de sus neuróticos es simple: las disloca de la posición que había otorgado para ellas la tradición onto – teológica occidental (el desarrollo que se da desde el Cristianismo y se mezcla con los imperativos de trabajo burgués, según Foucault, por ejemplo) de ser madres – virginales un contradicto in adjecto[11]. De esta forma el igualar a la madre con la prostituta permite convalecer a la mujer de esta tradición metafísica que había fijado su ser y le permite revelarse como evento en todo el potencial de su feminidad. Esa dislocación le permite convalecer de la acepción metafísica que la onto – teología le había otorgado históricamente.

El personaje interpretado por Jude Law (Dan) es también fácilmente interpretado a partir de esto que hemos mencionado ya. La elección de objeto de este personaje es fácilmente correlacionado con el tipo descrito por Freud como la mujer fácil, o con un dueño. Dentro estos dos extremos parecen moverse. Involucrandose con una mujer casada o con un stripper. Sobre Larry, es tan evidente, sus formas de escoger y moverse con las mujeres que no hace falta tematizar más.

Ambos personajes masculinos tienen actitudes comunes en cuanto la elección de su deseo, no sólo porque son las mismas mujeres, recordemos que tanto para Freud como para Lacan, lo objetos de deseo son contingentes y pueden representar largas series metonímicas y sólo se escoge por la historia y su forma de particularizarla (en el goce). Estos dos personajes tienen inevitablemente sobre puesta los significantes madre – mujer y aquí nos podemos enfilar a la idea del objeto causa de deseo, que no es el objeto del deseo que es contingente. El objeto causa de deseo Lacan lo llamo en una de sus tematizaciones (pero quizá la más permanente después de el seminario IX) el objeto real, o el objeto a. Este objeto que es residuo de la castración simbólica del sujeto y es correlato de las pulsiones (parciales) se encuentra en el campo de la demanda, y la demanda está en el campo del goce. Recordemos que el deseo no tiene un objeto propio (no hay instintos) y que sólo está constituido por la falta-en-ser del sujeto, por su condición de faltado, de no completud. Pero ese residuo excremental (por no poder ser imaginarizado) está presente siempre allí siempre listo para volver en lo real. Así cuando nos acercamos al objeto de deseo demasiado, cuando nos acercamos a lo real, es decir, cuando la estructura fantasiosa – imaginara la cual proveemos a dicho objeto para desearlo, se derrumba, este objeto se hace insoportable.

El objeto a revestido de lo imaginario causa deseo (por ejemplo, la forma de hablar de una mujer para un hombre que hace que la desee, o la forma en que un hombre mira a una mujer hace que la mujer lo desee). Lo que hay que tener claro es que el objeto a no es ninguna de las elecciones. El objeto a (es una posición trascendental por decirlo de alguna manera, algo que nunca estuvo allí y siempre estamos buscando).

Pensemos entonces ¿por qué estos personajes van y vuelven con tanta insistencia al campo del goce? Una explicación (y es sólo una interpretación) es que la demanda aparece cuando aparece el amor y esto se da usualmente cuando se reproduce la demanda del Otro (parental) encarnado en el amante. De allí la demanda insaciable de fidelidad por ejemplo. Otra posible explicación más radical es la insaciabilidad con que el Super yo lanza su imperativo de ¡Goza! Ese imperativo es insaciable. Pensemos lo siguiente la demanda es la necesidad atravesada por el significante, y el deseo es lo caído de la demanda y la necesidad. El goce está en el campo de la demanda, y la demanda por su naturaleza es insaciable, y está reafirmado por el imperativo super yoico de Goza!! Pero el goce como lo dice Zizek en su libro Cómo leer a Lacan nos da una idea diferente del placer:

Los traductores de Lacan al inglés dejan a menudo el término jouissance en francés para volver tangible su carácter excesivo y propiamente traumático: no se trata de simple placer, sino de una violenta intrusión que produce más dolor que placer. (…) No sorprende que Lacan proponga una ecuación entre goce y super yo: gozar no es seguir espontáneamente nuestras tendencias, sino algo que cumplimos como una especie de extraño y retorcido deber ético[12].

Podemos realizar una interpretación distorsionada y contaminada de Freud-Lacan-Kant sobre el super yo, el deseo y el goce.

Empecemos con la idea de Deseo. El deseo es lo que cae, lo que queda más allá entre la demanda y la necesidad. Ese objeto causa de deseo que no podemos imaginarizar lo velamos dentro de una estructura imaginaria que estructuramos de acuerdo a nuestra historia personal. Así el objeto de deseo es contingente y puede entrar dentro de una larga serie de objetos sustituibles siempre y cuando puedan encajar dentro del marco fantasioso elaborado por el sujeto y que de alguna manera recuerden el objeto perdido (que nunca estuvo). El deseo no es insaciable simplemente variable y contingente. Si bien es cierto es condición del sujeto hablante como ser faltado el deseo puede decaer, no está sujeto a imperativos y depende de una frágil dinámica imaginaria en muchos sentidos. El deseo permanece mientras tenemos el objeto de deseo a cierta distancia. A esa cierta distancia podemos ser felices. Pero, en la perspectiva psicoanalítica no venimos a este mundo a ser felices. Por ejemplo en El malestar en la cultura Freud tematiza que los seres humanos nos asociamos por motivos diferentes a como la filosofía occidental lo había venido proponiendo. Las teorías contractualistas de Locke y Rousseau, pero sobre todo la de este último con un sujeto bueno en el sentido que quiere vivir armónicamente y feliz, quedan descartadas. Los seres humanos tenemos el residuo de los instintos en las pulsiones, estas pulsiones son cargas energéticas que nos llevan a movernos hacia el objeto pulsional. Este objeto pulsional también es contingente (puede ser la pareja, un amiga) pero el objeto perdido, el Das Ding, el objeto a está siempre allí aunque nunca estuvo, para impulsarnos a la satisfacción y relajación de la pulsión. La pulsión está íntimamente relacionada con la demanda por lo mismo es insaciable. Entonces, el super yo, entendido como lo entiende Lacan, es bien expresado en el imperativo categórico que está más allá de toda experiencia sensible de bienestar.

Recordemos que la filosofía kantiana inaugura lo que se conoce como filosofía crítica y el idealismo trascendental. El idealismo trascendental es un puente trazado entre las tradiciones empirista e idealista de la filosofía moderna (es decir, entre Descartes y Hume). Kant pretende de una vez por todas establecer los límites de la razón y tratar de validar el conocimiento subjetivo – objetivo en este puente a través de los juicios sintéticos a priori. La validez por ejemplo de estos juicios en la Crítica de la razón pura establecen la posibilidad de la ciencia. Y lo mismo hay que hacer para la moral. La pregunta en la Crítica de la razón práctica es establecer la posibilidad de los juicios sintéticos a priori en la moral. ¿Qué significa esto? La posibilidad de hablar de un bien atemporal más allá de cualquier objeto contingente de la experiencia. Si traducimos esto al lenguaje psicoanalítico – entenderemos fácilmente lo que Lacan vio – sería que no dependa lo bueno y lo malo de los objetos del deseo (aquellos que procuran bienestar) sino que dependa de un transcendental que no importe cuando, ni donde, ni como siempre este allí. Qué mejor que algo que nunca estuvo pero pretendemos haber perdido: el objeto a. Ese objeto causa de deseo siempre estará allí, porque nunca estuvo.

Entonces el objeto de la moral kantiana esta en el ámbito de lo real. Este ámbito de lo real está más allá del principio de placer freudiano. Mucho más allá del principio de bienestar, o del simple placer. Cuando el dolor hace una irrupción y seguimos vinculados a dicha situación estamos en el campo del goce y no del deseo. El principio kantiano de moralidad es masoquista porque nos invita a un imposible, y posteriormente nos da el imperativo de gozar. Nos prohíbe desear y vivir en el deseo pero nos impone gozar!

Aquí es donde inicia entonces esta distorsión interpretativa. Prohibir es equivalente al mandato. Prohibir desear es mandar a gozar, desde que deseo y goce se contra ponen en cierto sentido. Recuerdo bien que en un cine foro anterior (Eternal Sunshine of the Spotless mind) enuncie lo siguiente: El gozar es la extinción del deseo, pero el deseo señala el camino del goce. Sobre todo si prohibimos movernos en la dirección del deseo. Que es lo que hace el imperativo categórico kantiano y si lo extendemos un poquito más, nos damos cuenta que el masoquismo viene desde la constitución del pensamiento Occidental con los diez mandamientos.

Entonces, ¿por qué las relaciones hombre - mujer son un campo fértil para el aparecimiento del goce, y la extinción del deseo? Mi respuesta es tan simple como ridícula (al mejor estilo de Kundera en el arte de la novela): por la prohibición a la poligamia, y por un mandamiento que establece: No desearas a la mujer de tu prójimo.

La aparición del goce y la disolución del deseo son tan evidentes en la película que no hay necesidad de escribir sobre ellas. Pero, si las comentaremos.

Guatemala, octubre 30 de 2008.














[2] Nos referimos aquí al término normal en el sentido que Foucault establece en la Historia de la Sexualidad. Es decir como un establecimiento que se da dentro de un contexto epistemológico cultural y temporal, pero que se ha vendido con la esfera del pensamiento metafísico de Occidente, es decir, como algo natural, objetivo y además eterno. Hay que recordar que Foucault establece en el tomo I de la Historia de la Sexualidad esto mismo ha provocado el mosaico sexual de Occidente al mezclarse con la confesión como forma práctica de establecer la verdad y el conocimiento. En este sentido Foucault establece una crítica al psicoanálisis porque sería entendido desde esta postura como una función normalizadora y adaptativa además de asimilar una de las formas secularizadas de la confesión para establecer el verdadero deseo. Esta crítica, creo yo, es fácilmente salvable en el sentido siguiente: Freud estableció su teoría desde la práctica clínica, su clínica estaba referida necesariamente a una época y como el mismo Foucault establece con su contexto epistemológico-cultural-temporal por lo tanto la obra freudiana esta allí como un monumento (en el sentido de Vattimo) histórico listo para ser interpretado desde nuestra propia esfera temporal-de-sentido por lo tanto en nosotros esta la interpretación que hagamos de eso que Freud llamó psicoanálisis. Aquí no pretendemos establecer la explicación psicoanalítica en un sentido metafísico (o ideológico para decirlo de otra forma) sino simplemente como una posible interpretación débil (por no poder ser universalizable) en este caso de las relaciones hombre-mujer que tanto me interesan.
[3] En este tipo de afirmaciones es cuando se puede notar que Milan Kundera tiene un gran influjo de la corriente filosófica fenomenológica debido a que en el contexto de su obra esta frase se puede interpretar como la tri – dimensionalidad del tiempo en Husserl, o los tres éctasis heideggerianos tematizados en Ser y Tiempo.
[4] En el sentido freudiano de desviación al objeto o fin sexual. Laplanche & Pontails lo definen de forma general: “se designa como perversión el conjunto de comportamiento psicosexual que acompaña a tales atipias en la obtención de placer sexual”
[5] Sigmund Freud, Sobre un tipo especial de la elección de objeto en el hombre en Obras Completas Tomo II (Madrid: Editorial Biblioteca Nueva, 1996), p., 1627
[6] Esta forma de entender las relaciones edipicas actualmente ha variado un poco. Por ejemplo Nasio establece que las relaciones Edipicas no son de cariño en la infancia, sino que siempre son sexuales.
[7] Sigmund Freud, Sobre una degradación de la vida erótica en general en Obras Completas Tomo II Op. Cit, p., 1712
[8] Ibid., p, 1714
[9] Ver por ejemplo Re pensando el Edipo desde Lacan en http://lacan1nelguatemala2008.blogspot.com/
[10] Sigmund Freud, Sobre un tipo especial de la elección de objeto en el hombre en Obras Completas Tomo II Op. Cit, p., 1628
[11] Respecto a esta afirmación recuerdo una visita al Museo de Louvre en Paris en el ala de Pintura y Escultura española del siglo XII hasta XVI (si mal no recuerdo) y no importaba cuanto caminaba, ni cuanto cambiaba la técnica en las esculturas y pinturas algo permanecía constante: La virgen-madre cargando al niño Dios. De aquí también la posible explicación que Freud a pesar de todo su psicoanálisis no logro ver claramente a una mujer más allá de la madre. Referido a una época victoriana probablemente su horizonte era limitado en ese sentido, pero si bien es cierto no está claramente establecido, si está tematizado.
[12] Slavoj Zizek Como leer a Lacan(Buenos Aires: Editorial Paídos, 2008)., p., 87

domingo, 12 de octubre de 2008

Cine Foro sobre la Película Closer: llevados por el deseo, 30 de Octubre de 2008

Cine Foro en la Universidad Francisco Marroquín el 30 de Octubre a las 6:00 de la tarde. En uno de los salones de Simposio dirigido por Clynton R. López F.



El eje central sobre el cuál girará la discusión es sobre los textos de Freud de 1910 y 1912 titulados "Sobre un tipo especial de la elección de objeto en el hombre" y "Sobre una degradación general de la vida erótica".

jueves, 28 de agosto de 2008

El psicoanálisis en la epocalidad del declinar

Por: Clynton R. López F.
clyntonr@ufm.edu

Vivimos actualmente nuevas formas de desvelamiento del ser. Posiciones en el orden simbólico que desconocíamos que se hacen ajenas a nuestra forma de estructurar la realidad y de vivirla. La película de los hermanos Cohen No country for old men es un ejemplo de estos eventos. Las nuevas formas de posicionarse en la existencia nos son extrañas, nos son incomprensibles.

Escapan al entramado de significatividad (simbólico – imaginario) al cual generaciones anteriores pertenecemos. No hay que olvidar que el entendimiento es radicalmente finito. No hay posibilidad de trascender (en el sentido kantiano) El sentido. No hay sentido atemporal únicamente nos encontramos con esferas de sentido temporales.

Nuestra epocalidad podríamos describirla como aquella sucesión de eventos dónde se ha llegado al momento de la metafísica cumplida (Vattimo), la edad del emplazamiento tecnológico (o gestell en Heidegger) o del nihilismo nietzschesiano de la muerte de Dios, o desvalorización de todos los valores supremos. Este tiempo de la metafísica cumplida nos lleva al triunfo de la ontificación instrumental absoluta. El triunfo del ente sobre el ser de forma aparentemente definitiva. Recordemos brevemente que el sujeto moderno (racional, autónomo, y libre de Descartes a Kant) es el camino mediante el cual la metafísica logro ontificar la conciencia a través de la postulación del modelo sujeto – objeto. El momento de la metafísica cumplida es cuando el sujeto ha sido emplazado a ser un simple apéndice del objeto. La subjetividad se convierte en una función de la objetividad. (Para un análisis detallado de esto se puede ver El fin de la modernidad, de Gianni Vattimo los primeros tres capítulos). Esto es una dislocación de la posición del sujeto que ya no es más el centro fundante de la realidad como imaginariamente se concibió en la modernidad. La modernidad estaba nutrida de muchos imaginarios tales como la humanidad como un conjunto unido que avanzaba indefectiblemente hacia adelante en una idea de progreso continuo, de paz perpetua y eliminación de la diferencia mediante el triunfo de la edad de la razón. (Por ejemplo al respecto se puede verse La carta a la paz perpetua de Emmanuel Kant). Todos los ideales del siglo de las luces han de una u otra forma fracasado. Sólo ha triunfado (al menos aparentemente) el emplazamiento tecnológico. Este emplazamiento tecnológico conlleva la masificación del ser humano. Para que algo pueda ser producido en las economías más o menos capitalistas de nuestra época debe ser masificado. Está explosión en la producción, este emplazamiento llevo también a utilizar a las mujeres en los procesos de producción como recurso. Las mujeres han sido puestas en un papel doble por el emplazamiento tecnológico instrumental: 1. La re producción de la especie, 2. Trabajar como recurso en el mundo productivo. (Hay muchas más razones pero es tal solo una interpretación, como todo). La irrupción de lo femenino viene según E. Rudinesco en el libro La familia en desorden a romper el viejo orden donde el Padre de familia reinaba sobre los cuerpos de las mujeres e infringían castigo sobre los hijos. Esto es una forma metafórica de explicar el declive de la función paterna en psicoanálisis. Esto ha llevado a una forma romántica de interpretar la función del padre (más aún por algunas mujeres que viven fijadas con el padre… cualquier parecido con la histeria es pura coincidencia), y más aún el padre encarnado. Me refiero a pensar al padre autoritario como un padre dictador de la ley, pero más allá de eso, como un padre que con su fuerza en la inscripción simbólica permite la resolución de la existencia. Es decir, una forma de desvelamiento del final secret (Richard Rorty, The decline of redemptive truth and the rise of literary cultura) de la vida. No digo que Rudinesco diga esto, sólo que de esta visión pueden derivarse visiones como estas.
Entonces de este reordenamiento de la epocalidad del declinar (declive del imaginario moderno, declive de la función paterna, declive de los viejos valores) queda aquella nostalgia que pretende instrumentalizar el psicoanálisis como una mecanismo de restauración de aquel viejo orden. Ese orden nostálgico mejor que el que enfrentamos, tal vez por el simple hecho de entenderlo, lo rechazamos y condenamos desde una unidad imaginaria colectiva llamada ética, bien vivir, éxito en la vida y muchas cosas más. Además el enfrentarse con la nada, con la necesaria imaginación para inventar una vida propia da Nausea dice Sartre.
En esta edad del declinar el mismo psicoanálisis nos recuerda algo importante. Para señalar esto haré una cita algo larga de Zizek pero creo que se justifica:
“In a recent conversation, Hanif Kireishi was telling me about his new novel, whose narrative is different from what he wrote hitherto; I ironically asked him: But the hero is nonetheless an immigrant with a Pakistani father who is failed writer… He replied What´s the problem? Do we all have Pakistani fathers who are failed writers? (…) the pathological twist that Hanif Kureishi experienced in his father is part of EVERY father, there is no normal father, everybody´s father is a figure who failed to live up to his mandate and thus left to his son the task to settle his symbolic debts”. (Enjoy Your Simptom!, Slavoj Zizek, p.xxii)
¿Podríamos pensar que esa idea de la función paterna poderosa para ordenar la realidad fue realmente siempre tan poderosa? ¿No es el declinar de otro ideal imaginario? Es decir, ¿en la época del declinar no hemos magnificado la metáfora paterna en una gran Otro absoluto no faltado que nos resuelve todo? ¿Este gran otro que nos fundamente sin falta? ¿No es acaso esto el síndrome de que no hemos logrado llegar a ser los sujetos post analizados capaz de ver la falta en mí y en el otro, y en el Otro? ¿No es acaso una nostalgia metafísica?
Especulemos un poco. La metáfora del nombre del padre es un proceso necesario para organizar al individuo en un regular neurotic, por hacerlo simple. De lo contrario podríamos tener por ejemplo una psicosis. La inscripción del nombre del padre en el sujeto siempre tiene fallas pero de una u otra forma permite al sujeto estar-en-el-mundo, arrojado en el lenguaje. El neurótico, aquel que está prevenido del goce, por la prohibición paterna (dicen que en Occidente el goce lo encarna la madre y la prohibición al goce el padre). Este sujeto neurótico el que Foucault describe como el sujeto económico de producción, donde el imperativo de trabajo es más fuerte que el deseo es el que necesita el emplazamiento tecnológico para la pervivencia del sistema. Entonces preguntémonos ¿Es el psicoanálisis una ideología? ¿Es una instrumentalización para adaptar al sujeto a un proceso de pervivencia del emplazamiento tecnológico?
Creo que la respuesta es obvia. No. El psicoanálisis solo se da en la praxis de la clínica. Como una forma de des-educar, de de-construir al sujeto construido a partir de la funcionalidad edipica de goces prohibidos. El psicoanálisis podría pretender nada más un sujeto que pueda llevar a cabo su de-construir de si en una forma habitual de existencia. Más allá de las imposiciones o mandatos. Hay que tener cuidado con las imposiciones instrumentales de nuestra época y no ponerlo al servicio de la creación de sujetos emplazados.
¿Qué hacer con los nuevos síntomas?, para contestar esto creo que es importante otra reflexión. Todos nos defendemos de lo real de diferente forma. Cada quien particulariza su estructura imaginario – simbólica de diferente forma. Por ejemplo, la religión cada quién la particulariza en una forma diferente. Pero en general nos defiende de la finitud de la existencia, por ejemplo. Zizek dice sobre el síntoma y el fetiche: “symptom is the exception which disturbs the surface of the false appearance, the point at which the repressed Other Scene erupts, while fetish is the embodiment of the Lie which enables us to sustain the unbearable truth”. Y me encanta el ejemplo sobre el fetiche: “In psychiatric circles, there is a story told about a man whose wife was diagnosed with acute breast cancer and died three months afterwards; the husband survived her death unscathed, being able to talk coolly about his traumatic last moments with her – how? Was he cool distanced monster with no feelings? Soon, his friends noticed that, while talking about his deceased wife, he always held in his hands a hamster, her pet object: his fetish, the embodied disavowal of her death. No wonder that, when a couple of months later, the hamster died, the guy broke down and had to be hospitalized for a long period, treated for acute depression”. (Slavoj Zizek, Enjoy your symptom!, p. xi). ¿Pensándolo desde el psicoanálisis mismo, el consumismo (materialidad) que vivimos no será nuestro fetiche para poder soportar el horror de la muerte de todos los valores supremos?
No es posible, tan solo elevarlo a la calidad de posibilidad ¿qué algunos de los síntomas contemporáneos nos ofrezcan ciertas formas de psiquismo más allá del psicoanálisis? Y que la práctica psicoanalítica reconozca sus propios límites (faltas) y ¿simplemente ante ellos no haga nada? ¿Para evitar el desfiladero del emplazamiento y convertirse en un instrumento de la completación de la entificación? En otras palabras, ¿no deberíamos re significar el psicoanálisis a la vivencia del declinar? Y ¿No será momento también de re-pensar la posibilidad del declinar del psicoanálisis mismo? ¿Por qué querer regresar a los viejos síntomas (al final es lo mismo que decir al viejo orden)? ¿Qué hace a aquellos síntomas superiores, mejores, menos malos, más deseables que los nuevos? No hay forma de decirlo, sólo somos seres para la muerte con un entendimiento –al igual que nuestro cuerpo y vida– radicalmente finito. Sólo una perspectiva del ojo de Dios podría decirnos esto. Desde que Dios ha muerto, esto queda imposibilitado. Por lo mismo podríamos decir ¿No place for old psychoanalysis?

martes, 29 de julio de 2008

La noción de estructura y el significante

Por:
Clynton R. López F.
clyntonr@ufm.edu

Para continuar con el tema del inconsciente estructurado como un lenguaje es indispensable introducirnos a la noción de la estructura y al concepto de significante.

Pensemos primero en la noción de estructura. Lacan cuando se refiere a estructura dice:

“Un grupo de elementos que forman un conjunto co-variante. Dije un conjunto no una totalidad. La estructura siempre se establece mediante la referencia de algo que es coherente a alguna otra cosa, que le es complementario. Pero la noción de totalidad sólo interviene si estamos ante una relación cerrada con un correspondiente, cuya estructura es solidaria. Puede haber, por el contrario, una relación abierta a la que llamaremos de suplementariedad”[1].


¿Por qué es importante la noción de estructura? La noción de estructura es indispensable para poder buscar la significación. Veamos como lo dice Lacan:

“¿Qué buscamos, nosotros, los analistas, cuando abordamos una perturbación mental, ya se preste de modo patente o bien latente, ya se enmascare o revele en síntomas o comportamientos? Siempre buscamos la significación. Esto nos distingue. Se le acredita al psicoanalista el no engañarse de la verdadera significación”[2].

Entonces la noción de estructura es importante para poder connotar o significar algo. Ese algo es lo que Lacan llama el significante. El significante puede obtener significación únicamente dentro de la estructura. Podemos decir que la estructura es la región de inteligibilidad del significante. Es decir, gracias a la estructura el significante cobra sentido, y puede ser entendido por el sujeto.

¿Cuál es la relación de esto con el inconsciente estructurado como un lenguaje? Recordemos algunas nociones lacanianas primordiales para clarificar este asunto. Ferdinand de Saussure dicta su famoso Curso de Lingüística General donde establece ciertas nociones fundamentales para la lingüística contemporánea. Saussuere establece primordialmente la idea del signo. Esta idea del signo es primordial porque establecerá también la idea del significante y el significado que posteriormente Lacan asumirá de una forma particular para establecer conexiones con el inconsciente. Saussure establece la forma en que funciona el lenguaje y como significa.



Imagen (concepto de árbol)
------------------------------------
Árbol



El esquema de arriba es lo que Saussure llama el signo lingüístico. Esta totalidad es el signo lingüístico. Ese signo lingüístico está compuesto de dos cosas los significantes y el significado. El significante es la palabra árbol (puede ser un significante escrito o sonoro) y designa el significado (el concepto de árbol). Varias cuestiones importantes hasta aquí. Primero: la relación del significante con el significado es totalmente arbitraria. Segundo: el significante puede referir a más de un significado (de hecho en el pensamiento lacaniano sólo es un significante en la medida que puede referir a más de un significante). Tercero: el significante sólo adquiere sentido o significado (posibilidad de ser entendido) por su posición en la estructura del significante y la diferencia para con los otros significantes dentro de la estructura. El significado viene entonces de la diferencia, de la discontinuidad. (De aquí Lacan tomará la idea de que del agujero en el discurso se establecerá un significado inconsciente). El lenguaje es una estructura abierta (siempre hay nuevas formaciones) que para significar establece una cadena de significantes que adquieren su sentido o significado al estar referenciados en un lugar dentro de la estructura y sobre todo por la diferencia entre ellos.

¿Qué es lo que hace Lacan con estos conceptos de lingüística general?


Significante – Significante
----------------------------------
Significado



Jugar una vuelta e identificar el término significante con nociones inconscientes tales como un síntoma, un elemento dentro de un sueño, las palabras. El significado es establecido a partir de la cadena significante en su lugar dentro de la estructura y sobre todo de la diferencia. (Quienes estuvieran alguna vez en análisis saben que en el momento de un lapsus, un silencio se establece la posibilidad de significar en el discurso). La barra en el esquema Lacaniano significa simplemente la resistencia de pasar del discurso consciente al deseo inconsciente. Hay una resistencia porque los sujetos luego de pasar por el Edipo, o de domesticación del goce en el inconsciente pueden existir y convivir todos los opuestos binarios imaginables. Han quedado desechadas por la conciencia y reprimidos. Los anhelos inconscientes allí se encuentran y se escapan en las formaciones del inconsciente. Lacan lo dice maravillosamente sobre la enseñanza de Freud acerca de este asunto del inconsciente:

“(…) y puesto que aprendimos de Freud que el principio de contradicción no funciona en el inconsciente – formula sugestiva e interesante, pero, si uno se queda en ella, un poco limitada – cuando algo no camina en un sentido se lo explica por su contrario”[3].

Ahora volvamos a la estructura y los significantes en su relación al inconsciente. Recordemos un poco los dos peregrinos que en Freud hacen posible la encriptación de los sueños. La condensación y el desplazamiento. Lacan dice:

“De manera general, lo que Freud lama condensación en retórica se llama metáfora; lo que llama desplazamiento es metonimia”[4].

Estos dos mecanismos son fundamentales porque permiten al inconsciente encriptar los deseos y anhelos del inconsciente para que logren llegar a la consciencia. Pero el descubrimiento freudiano del inconsciente va más allá de los sueños. Hay una frase que no sé si Richard Rorty la habrá dicho por primera vez, pero, es ejemplificadota: El descubrimiento freudiano apunta a que el yo no es dueño ni de su propia casa. El individuo cuando habla no puede tener control de lo que está diciendo. Esto hace un match perfecto con la idea freudiana de determinación psíquica.

En el momento de hablar el sujeto en la asociación libre no es dueño de la significación. El inconsciente se escapa a través del lenguaje. Y son la metáfora y la metonimia las que nos permiten descifrar en su estructura el funcionamiento y poder buscar la significación.

¿Por qué Lacan hace este énfasis en el significante?

“(…) ¿Necesitamos acaso del psicoanálisis para saberlo? ¿No nos asombra que desde hace ya mucho los filósofos no hayan enfatizado el hecho de que la realidad humana está estructurada irreductiblemente como significante?[5]

Los seres humanos somos seres simbólicos. De allí la importancia del significante. Nos permite acceder a la realidad simbólica. He aquí el problema de la psicosis. En la psicosis falta el significante primordial. El nombre del padre que les permite a los individuos acceder al orden simbólico mediante el cual los individuos podemos separarnos y significar la realidad. La falta de un significante hace dudar de toda la red simbólica de los sujetos.

La metonimia y la metáfora son los mecanismos del inconsciente de los sujetos simbolizados. En la psicosis los elementos imaginarios empapelan el agujero del significante para que los sujetos puedan funcionar. Pero en cualquier momento puede existir una descompensación que lleve al individuo a afrontar el agujero significante. Esto quiere decir, quedar añadido a la madre, y a la realidad, es decir como objeto.

Terminemos con una pregunta:

¿Cuál es la función en la neurosis del significante, del significante como síntoma?


[1] Jacques Lacan, Seminario III Las psicosis, (Buenos Aires: Editorial Paidos, 1984), p. 261
[2] Jacques Lacan, Seminario III Las psicosis, Op. Cit., p, 279 El énfasis es mío.
[3] Jacques Lacan, Seminario III Las psicosis, Op. Cit., p, 288.
[4] Jacques Lacan, Seminario III Las psicosis, Op. Cit., p, 317.

[5] Jacques Lacan, Seminario III Las psicosis, Idem.

Caso Juanito: De la imposibilidad del pasaje de lo imaginario a lo simbólico por la falta de potencia en el padre real

Por:
Clynton R. López F.
clyntonr@ufm.edu


El punto sobre el cual girará el tema de este breve documento es en torno a la idea de que el agente real encargado de la castración en Juanito, no es el Padre Real Potente necesario para castrarlo sino que fue dado por otra circunstancia. Es decir el padre real existe pero no con la suficiente potencia para ostentar el falo y permitir la inscripción de este en el registro simbólico de Juanito, su hijo.

Realizaré un breve resumen de los puntos básicos del complejo de Edipo en Freud, y luego otro breve señalamiento de los puntos en Lacan. Un intento muy simple de comparación y evolución de las teorías sobre el Edipo, y posteriormente el análisis del pasaje de lo imaginario a los simbólico en Juanito.

Freud

En un ensayo de 1931 titulado Sobre la sexualidad femenina Freud realiza un recuento sobre los puntos básicos de su teoría sobre el Complejo de Edipo.

Freud no matiza los tiempos como lo realiza Lacan pero si distingue de dos etapas en la manifestación del complejo de Edipo. La primera fase, llamada pre edipica, se constituye porque tanto para el varón como para la mujer el primer objeto amoroso es la madre. Pareciera existir un asunto en torno a este sentido, donde se concibe que Lacan es él quien inicia este asunto de situar a la madre como el objeto amoroso primario para ambos sexos, pero en Freud está claramente presente este hecho desde este ensayo en 1931. Por ejemplo “…y es la primera diferencia con Freud, Lacan considera que el sujeto, cualquiera que sea su sexo, siempre desea a la madre, y que el padre es siempre el rival”[1]. Si bien es cierto que en Freud puede formularse el complejo de Edipo en una forma básica como: sentimientos amorosos al padre de diferente sexo, y sentimientos hostiles hacia el padre del mismo sexo, también es cierto que esta articulado ya en Freud la condición de ser el primer objeto amoroso tanto del niño como de la niña, la madre. Veamos como lo expone Freud: “En aquella fase del desarrollo libidinal infantil que se caracteriza por un complejo de Edipo normal hallamos a los niños afectuosamente ligados al progenitor del sexo opuesto, mientras que en sus relaciones con el mismo sexo predomina la hostilidad. La madre fue su primer objeto amoroso continua siéndolo, y al tornarse más apasionados sus sentimientos por ella, así como al profundizarse la comprensión de las relaciones del padre y la madre, aquel debe de convertirse a fuerza en su rival. Otra cosa sucede con la pequeña niña. También el primer objeto fue la madre. ¿Cómo entonces halla su camino hacia el padre”[2].

Es posible que en Lacan esté mejor articulado, pero la relación originaria, primitiva, como llamaba Freud con la madre, como objeto amoroso de ambos niños ya se encontraba claramente establecida en Freud en la fase pre edipica. De allí que para Freud la latencia bisexual en la mujer sea más fuerte en la mujer que en el varón.

La etapa pre edipica esta presente en ambos niños. En esta fase no aparece todavía el padre. En el momento de aparición del padre, entonces, se da el inicio del complejo propiamente edipico en el niño varón, lo que Freud llamaba el complejo de Edipo en su forma positiva, y en la niña el complejo de Edipo en su forma negativa en la niña[3]. Es hasta el momento cuando los niños se dan cuenta de la diferencia anatómica de los sexos que inician en el varón su disolución[4] y en la niña su paso de amor de la madre hacia el padre.

Así en el niño la identificación con el padre como una agresión final, para tener lo que él tiene, y como un duelo por la madre, disuelve el complejo de Edipo. En la niña es diferente. Queda el traslado de su amor por la madre por el padre, al culparla de su castración. La poderosa fuerza que disuelve en el varón el Edipo, no sucede en la niña. El amor narcisista sobre su miembro lo lleva al niño a renunciar a la madre, en la niña no sucede así. En la niña, el Edipo evoluciona a

En el momento en que el niño renuncia a la premisa universal del pene, es cuando hace su aparición el complejo propiamente de Edipo, la etapa Edipica. El padre juega el papel de ejecución de la castración, en el varón, y en la niña, juega el papel hacia donde va a terminar los afectos de la niña que ha quitado a la madre como castigo por culparla de estar castrada. La nostalgia falica (en el lenguaje lacaniano) y en la lógica freudiana: “La niña pasa – podríamos decir que siguiendo una comparación simbólica – de la idea del pene, a la idea del niño. Su complejo de Edipo culmina en el deseo, retenido durante mucho tiempo, de recibir del padre, como regalo, un niño, tener de él un hijo”[5].




Lacan

Lacan esquematiza su visión del Edipo, dentro de un contexto general llamado La metáfora paterna.

En esta esquematización lacaniana existen tres tiempos lógicos que determinan los pasajes desde los cuales el niño o la niña van a pasar de un plano imaginario a estar inscritos en el plano simbólico. “Se trata de que el niño asuma el falo como significante, y de una forma que haga de él instrumento del orden simbólico de los intercambios, rector de la constitución de los linajes”[6].

Es importante hacer notar que el esquema lacaniano no viene a desdecir al esquema freudiano, sino a articularlo y hacer explicita algunas cuestiones que en Freud estaban veladas.

Primer tiempo

El primero esta constituido por un triada de elementos, el niño, la madre y el falo. Es de hacer notar que a diferencia de Freud, Lacan nunca utiliza el pene, o premisa universal del pene, sino desde el principio el elemento simbólico del falo. Realmente aquí el falo es un elemento imaginario no simbólico, pero que al pasar por el Edipo, el sujeto edipizante, lo tomará como parte del orden simbólico.

Este primer tiempo esta caracterizado por movimientos a lo largo del eje de lo imaginario en el niño. Aunque se caracteriza en este tiempo el primer significante simbólico la relación presencia-ausencia de la madre. El niño no logra entender la ausencia de la madre. Lo interpreta como estar sujeto a una ley caprichosa del deseo de la madre. El niño logra identificar que existe algo, que le roba la atención de aquello que él necesita, la madre. Esto da origen al imaginario falo. Es decir, aquello que la madre quiere. La madre simbólica frustra al niño de eso que necesita y quiere. Es aquí cuando el niño se identifica con ese objeto imaginario falo, ser o no ser el falo, el dilema de este tiempo del Edipo.

Segundo tiempo

En este segundo tiempo se constituye una relación de cuatro elementos, y no ya de tres. El padre hace su aparición en un sentido imaginario pero aparece. El Padre Imaginario que todo lo puede y todo lo prohíbe. Este es un padre interdictor. Priva a la madre del niño y frustra al niño de la madre. Lo que en un primer momento parecía una ley caprichosa de la madre, se convierte en una ley hecha por ese padre imaginario. Aquí es cuando el niño empieza a dudar sobre su ser de falo. Este es un padre velado. No se revela totalmente.

Tercer tiempo

El llegar a este momento es cuando se permite realizar el pasaje de lo imaginario a lo simbólico. El Padre imaginario muere, y da lugar al padre real, al revelarse, hacerse visible encarnado de alguna forma para el niño. El niño al darse cuenta que finalmente el no es el falo, y que lo tiene ese padre, que ya no es un prohibidor, sino mas bien, un permisor, donador, acontece la castración. Efectuada por un agente real (el padre), en un ente imaginario, el falo.

Esta es la función en su total del padre simbólico, que nunca aparece, sino mas bien es la función paterna. Es decir, permitir la inscripción del sujeto en el orden simbólico dentro del cual vivimos los seres humanos.

El darse cuenta al sujeto de que el padre real es el que tiene el falo, eso que la madre quiere lo lleva a lanzarse a su conquista. Para que esto suceda, se dan las poderosas fuerzas que hablaba Freud sobre la amenaza de castración. Aquí es donde acontece la identificación con el padre.

Juanito

Juanito ha desarrollado una fobia a los caballos. El proceso se ha dado haciendo coincidir varias cuestiones: primero, el nacimiento de una pequeña hermanita, que para mi análisis es fundamental, la actividad masturbatoria del infantil sujeto, y la falta de fuerza del padre en la relación con la madre.

La fobia se desarrolla como un mecanismo compensatorio de la ausencia del padre real. Es decir, y veo varias posibilidades. Uno que la angustia se transforme en fobia, cuando sus deseos incestuosos no son reprimidos por una ley fuerte que prohíba el incesto, sino que lo deje prohibido a medias, como una posibilidad. Esta posibilidad es tal vez la más importante, porque deja a Juanito en una posición muy difícil. A los 5 años, tiene, que valerse casí por si mismo, en el dilema de satisfacer a su madre, y hacerse cargo de su hermanita por sus propios deseos (y como es un neurótico, sufre por eso) y porque no está capacitado en lo real para hacerlo, para defenderse de eso, genera la fobia. El padre no ha ocupado su lugar claramente, esta a medias, y Juanito, como buen primogénito, a pesar de su corta edad, se da cuenta del papel que el padre le deja, o claro, que él quisiera tomarse, de allí su angustia transformada en fobia. ¿Por qué a los caballos? Por su relación con el padre. En el caso se expone que el padre jugaba a ser su caballo. Derivado de su curiosidad sobre la diferencia de los sexos, entonces, había contemplado el pene grande de un león, que finalmente es parecido al de un caballo, de gran tamaño. Esto es una pura especulación, pero, es posible, que el caballo simbolizará al padre, que en lugar de ser su compañero de juego, debía de ser el dueño de ese pene grande, para poner orden en su casa, y no dejar a Juanito ningún trabajo, no apropiado a su edad. Es decir, el padre es grande, que el sea el del pene grande para poder satisfacer a la madre. Esto es pura especulación.

Otra posibilidad es el hecho del deseo de la muerte de la hermana, también debilitados por una ley no muy poderosa, pudieran ser realidad.

El elemento imaginario de Juanito. Juanito busca el falo en cualquier lugar, está en todos lados y no está en ningún lado, esto es sin duda un fracaso del padre real. Es decir, aparece, está allí, no está velado, pero, nunca aparece como ese padre fuerte que me permite, y que a la vez carga con lo que debe cargar: el falo. Juanito lo pone en todos lados menos en el padre.

El agente castrador, fue real, pero no el padre. El padre, al carecer de potencia, es uno de los elementos castradores, pero pareciera ser que no el determinante. Pareciera ser que el elemento real de la castración lo desarrolla la hermana al nacer. En ese momento, claro, junto con el padre, que de alguna manera si lo frustra de su madre, hacen dudar a Juanito de ser el falo. Pero para poder darle un valor significante, inscribirse en el mundo de lo simbólico, hace falta una padre con más fuerza para ostentar el falo. El padre de Juanito, si está allí, y cumple con la función de padre, pero a medias, a media fuerza, que no permite a Juanito dar el salto definitivo al orden de lo simbólico. Lo deja de cierta forma en un mundo imaginario, al solucionar el dilema: casándose con su mamá y casando a su papá con su madre. Lo que le hace falta a Juanito es la ley, es decir, ese padre que haga la ley, para domesticar sus deseos, en vez, de adaptar el mundo a sus deseos.

La fobia para mí, se ha desarrollado a partir de la incapacidad de Juanito de hacerse cargo de que hacer con su deseo sin una ley clara, sino más bien ambigua. La fobia protege a Juanito, de la realización de su deseo, y lo ayuda a cumplirlo, y por supuesto, le genera una oportunidad al padre de aparecer, que a través del análisis algo apareció, con más fuerza que anteriormente.



[1] Jean-Pierre Cléro El vocabulario de Lacan (Buenos Aires: Editorial Atuel, 2006), p. 38
[2] Sigmund Freud Sobre la sexualidad femenina (Madrid: Alianza Editorial, 1972), p. 129
[3] “En realidad, durante esta fase el padre no es más que un molesto rival, aunque su hostilidad contra él nunca alcanza la violencia característica en el varón”. Sigmund Freud, Sobre la sexualidad femenina, Op. Cit., p. 131.
[4] En el texto de 1924 La disolución del complejo de Edipo, Freud explora las fuerzas que llevan a su disolución en el niño, y a su evolución y disolución en la mujer. Es siempre en el niño, el referente a la castración lo que lo llevo primordialmente a su disolución en la mujer, más complejo y pareciera ser que nunca realmente se disuelve, porque no existen las poderosas fuerzas que si existen en el varón para dicha cuestión.
[5] Sigmund Freud, La disolución del complejo de Edipo (Madrid: Alianza Editorial, 1996) Vol III, p. 2751.
[6] Jaques Lacan, La relación de objeto (Barcelona: Editorial Paidos, 1994), p. 202

miércoles, 16 de julio de 2008

Los sueños: una introducción al lenguaje del inconsciente

Por Clynton R. López F.
clyntonr@ufm.edu

Introducción

Sigmund Freud publicó en 1899 (pero con la portada en el libro de 1900) el libro que – en mi opinión – define la postulación básica del psicoanálisis acerca del inconsciente. Este libro es La interpretación de los sueños, este libro marca de alguna forma un cambio en el entendimiento de la razón en Occidente.

Si tuviéramos de establecer momentos cúspides en el nacimiento del psicoanálisis diríamos que hay al menos dos. El primero la publicación de Estudios sobre la histeria de 1895 en dónde Freud colaboró con Breuer para su publicación y el segundo es la publicación de La interpretación de los sueños. Estos dos trabajos conjuntamente generan un concepto nuevo que da inicio a una época diferente en el pensamiento occidental. El inconsciente freudiano viene a debilitar teóricamente (y de forma anticipada) lo que posteriormente las dos guerras mundiales se encargarán de destruir: el imperio de la razón y la creencia en una posible paz perpetua que había dejado de herencia la modernidad.

La obra Los Sueños es de 1901 originalmente. Es decir dos años después de la publicación de La interpretación de los sueños. Tiene una adición de 1911 en dónde Freud añade la idea de que todo sueño contiene para un adulto algún deseo erótico. (Aquí en este añadido hace alusión a la Sexualidad Infantil y que está sexualidad infantil reprimida o fijada, o simplemente desechada por la vida consciente del adulto es la que genera la energía para desarrollar los sueños). No es raro que este añadido fuera posterior a la publicación de Tres ensayos para teoría sexual de 1905.

La pregunta que surge ahora es: ¿Por qué iniciar un curso introductorio de Lacan con el tema de Los sueños de Freud? La respuesta parece ser sencilla, pero, elaborémosla. Es a través de la exposición psicoanalítica de los sueños que es más probable poder ver la forma en qué funciona el inconsciente. Sus mecanismos y su estructuración. Está descripción del inconsciente no hace nada más que realizar de forma anticipada y explicativa la frase lacaniana de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje.

Este texto no pretende ser una discusión exhaustiva de los sueños y su formación sino simplemente un referente para desarrollar un análisis posterior en puntos para su profundización. Lo que si persigue es estructurar sintéticamente la formación de los sueños y utilizarlos como ejemplificación del funcionamiento el inconsciente.

Los sueños

Los elementos claves de la elaboración de los sueños podríamos clasificarlos en tres grandes categorías: 1. Deseos inconscientes (pulsiones o instintos) 2. Censura (Lo que posteriormente en 1923 Freud establecerá como super yoicas, pero que en este momento del desarrollo intelectual podemos llamar los requerimientos de la vida civilizada)[1]. 3. Los mecanismos inconscientes que se utilizan en la elaboración del sueño para poder escapar a la censura durante el sueño.

Empecemos en el orden descrito.

Los deseos de los sueños y la sexualidad infantil

Una forma fácil de resumir la función de los sueños es decir que son realización de deseos inconscientes. Pero, ¿de dónde vienen estos sueños inconscientes? ¿Son deseos actuales? O ¿Datan de una época anterior?

Citemos a Frued directamente en este asunto. En el añadido de 1911 a la obra de Los Sueños

(…) ningún otro grupo de instintos ha experimentado un más amplio sojuzgamiento por las exigencias de la educación civilizada como precisamente los sexuales; pero haremos también constar que tales instintos son los que mejor saben escapar. Desde que hemos llegado al conocimiento de la sexualidad infantil, que regularmente pasa inadvertida o es mal comprendida, podemos decir justificadamente que casi todo hombre civilizado ha conservado en algún punto la conformación infantil de la vida sexual y comprendemos de este modo que los deseos sexuales infantiles reprimidos proporcionan las más frecuentes y poderosas fuerzas instintivas para la formación de los sueños[2].

Los deseos infantiles sexuales reprimidos permanecen latentes en la vida consciente de los individuos neuróticos hasta que alguna situación de la vida despierta los desencadena y escapan, en el lenguaje del sueño, es decir, simbolizados[3]. Todos los sueños (aún los llamados infantiles) sufren una transformación que es pasar de una idea hacía una imagen visual.

La censura y la elaboración del sueño

Recordemos que Freud para la época en que escribió Los sueños aún se encontraba enmarcado en la teoría de la primera tópica del aparato psíquico. Es decir, dividido en Inconsciente, pre consciente y consciente. Es hasta 1923, 24 con la publicación de El yo y el Ello que Freud se enmarca en la segunda tópica del aparato psíquico donde reconoce tres instancias el Super yo, el yo y el Ello. El inconsciente es algo que subyace a todas las instancias. Para 1901, y aún en el añadido de 1911 ésta segunda tópica no estaba desarrollada pero vemos como en el apartado X de Los sueños hay, sino una génesis, si indicios de la segunda tópica freudiana. En este apartado Freud se dedica a exponer el tema de la censura. Veamos como lo exponía Freud:

Suponemos que en nuestro aparato psíquico existen dos instancias generadoras de ideas, la segunda de las cuales posee el privilegio de que sus productos encuentran abierto al acceso a la consciencia, mientras que la actividad de la primera instancia es inconsciente en sí y no puede pasar a la consciencia sino pasando por la segunda. En la frontera entre ambas instancias, o sea en el paso de la primera a la segunda, se encuentra una censura que no deja pasar sino aquello que le agrada, deteniendo todo lo demás. Lo rechazado por la censura se halla entonces, según nuestra definición anterior, en estado de represión[4].

Esta descripción acerca muchísimo el tema de las instancias al tema del Ello y del Super yo como instancias separadas. Y que lo contenido en el Ello (deseos, pulsiones) necesita permiso del Super yo para llegar a la conciencia (el yo).

La censura permanece como una instancia latente que en vigila incesante sobre los deseos y los modula a la vida despierta. Ejemplo es lo que en psicoanálisis se conoce generalmente como sublimación. El arte, las ciencias y la investigación científica son ejemplos de la transformación que sufre las pulsiones socialmente no aceptadas en la civilización actual. Por esto decía que los sueños son un paralelo análogo con la neurosis en general[5]. Otra forma que la censura utiliza es el aplastamiento del deseo inconsciente y por lo tanto la sintomatización. El síntoma es un sustituto que permite la satisfacción pulsional aplastada por la censura. Pero volvamos al sueño.

En el sueño la censura se relaja, y por lo tanto los deseos inconscientes prohibidos latentes de la sexualidad infantil encuentran escapatoria. Pero la censura no está completamente “dormida” sino simplemente relajada. Por eso es que el sueño sufre una elaboración del deseo encriptandolo gracias a dos grandes procesos psíquicos: 1. La condensación 2. El desplazamiento[6].

Mecanismos inconscientes de la elaboración del sueño

Condensación

El primer mecanismo será la condensación. La condensación es una forma de economía del sueño dónde diferentes elementos son mezclados y literalmente condensados. Esta condensación es mayoritariamente visual. Un ejemplo muy fácil de poder entender es cuando en un sueño, una persona visualmente es una, y al momento de hablar con ella es otra. Otro ejemplo fácil de entender es cuando se sueña con un lugar que visualmente es un determinado lugar, pero el sentido al estar en ese lugar es otro. Por ejemplo se encuentra alguien visualmente en el edificio del trabajo durante un sueño, pero durante el sueño se encuentra en una situación dónde está en el colegio con los compañeros de la infancia. Es el colegio, pero también es el trabajo. Este proceso condensa tiempo, ideas, lugares, deseos. Es una forma de economía del sueño que lo que hace es restringir las ideas latentes (deseos inconscientes). Veamos como lo expone Freud:

Si reflexionamos que de las ideas latentes halladas solo una minoría queda representada en el sueño por uno de sus elementos de representación, habríamos de concluir que la condensación se verifica por exclusión no siendo así el sueño una fiel traducción o proyección, punto por punto de las ideas latentes[7].

La condensación funciona como un lenguaje de sustitución simbólica dónde un elemento del sueño contiene más de una idea latente, es decir, es ese elemento, el camino en la estructura del sueño (el punto que anuda) muchas (un número indeterminado) de ideas latentes del sueño. La condensación para vincularlo con el pensamiento de Lacan es lo que posteriormente él llamará la actividad metafórica.

El desplazamiento

El desplazamiento es el segundo mecanismo psíquico que establece el encriptamiento de las ideas latentes. Entre la condensación y el desplazamiento se termina de dar forma al contenido manifiesto del sueño. El desplazamiento (lo que Lacan llamará metonimia) es el proceso psíquico mediante el cual las ideas latentes son sustituidas por otras dispares que tienen una relación entre sí que solo puede ser esclarecida en el análisis del sueño. Veamos una breve cita:

Tales ideas establecen un enlace, a veces harto forzoso y rebuscado entre el contenido manifiesto y latente (…).[8]

Veamos un ejemplo de desplazamiento. En un sueño una persona está en su casa la cual es invadida por un grupo de jóvenes que la toman en posesión. El logra escapar de la casa pero va a buscar la forma de recobrarla. Logra ingresar a la casa y golpea uno a uno a los jóvenes que estaban en la casa. Resulta ser que era un grupo de jóvenes que recién habían ingresado a un equipo de futbol internacional. Este grupo de jóvenes (alrededor de 5) habían tomado la casa en posesión y él había tenido que salir. En el análisis del sueño se fueron estableciendo varias ideas. Los jóvenes estaban paulatinamente sustituyendo a los llamados pesos pesados del vestuario en el equipo internacional. El soñante era un fan del equipo internacional y aunque veía con buenos ojos la sustitución de los veteranos del equipo veía inaceptable que no se respetará a los veteranos por su conocimiento, experiencia. Debían de tener su lugar pero siempre subornidados a los veteranos.

El detonante del sueño había sido que él mismo jugaba fútbol a nivel no profesional y enfrentaba ya lo que se llama veteranía en fútbol (acercarse a los 30), y un grupo de jóvenes irrumpía en la escena de su juego. De aquí los elementos de la vida despierta que nutren al sueño. Pero el autentico detonante fue que un grupo de jovencitos molestaron a su novia, protegidos por una esfera de intolerancia religiosa de la familia dichos jovencitos “invadieron” su lugar con su novia lo cual ella permitió. El había estado sumamente molesto con esta situación y fue el detonante del sueño. El relato es un poco largo pero ejemplifica muy bien el desplazamiento. Veamos como funcionó: La idea latente de “Su novia” había sido desplazada por “su casa”. ¿Por qué es una idea latente en cubierta por el desplazamiento? En “su casa” satisface sus necesidades en general, con su novia satisface sus pulsiones eróticas. Y algo que es muy contrario a la época que vivimos, es de “su propiedad” por decirlo de alguna manera. La idea de la novia queda desplazada por casa. No proseguiremos con la interpretación del sueño. Bastará con decir que el deseo encubierto era el deseo literal de matar a golpes a los jovencitos por invadir su territorio. Es decir, recuperar el territorio de satisfacción pulsional.

Esto es lo básico acerca de la elaboración de los sueños. Tenemos claro que son una realización inconsciente de deseos. Además funcionan como una condición de posibilidad del dormir. Gracias a que se está soñando se puede dormir en ocasiones, de lo contrario la persona estaría despierta debido a la alta actividad psíquica. Se sintomatizaría de otra forma pero despierto.

Otro punto importante en este texto de Freud es la referencia que hace a la angustia. La angustia aparece cuando la posibilidad de goce resurge. Cuando algo que deseamos mucho aparece pero que la educación y la consciencia han enviado a las profundidades del inconsciente. Es aquí dónde Freud señala la posibilidad de la convivencia de opuestos binarios (en términos de deseos inconscientes).

Hasta aquí este esfuerzo de síntesis sobre la elaboración de los sueños y su importancia en cuanto al conocimiento del inconsciente. Veamos a dónde nos llevará Lacan desde aquí.

P.S. Recordemos que los recuerdos infantiles han sido sustituidos (en lo adultos) por sueños y fantasías.
[1]Este es un punto importantísimo debido a que está estructura general es análoga, o continuada para explicar la neurosis en general. Y será otro punto importante luego para explicar – en Freud – Las Psicosis.
[2]Sigmund Freud, Los sueño (Edición electrónica), Sección XII.
[3]Recordemos que Freud clasifica los sueños en tres: 1. Sueños infantiles que son una realización de deseos inmediata (tienen amplia relación con la vida despierta). 2. Sueños simbolizados (con o sin sentido) que hay que interpretar para descubrir el deseo inconsciente. 3. Los sueños que escapan a la censura de la simbolización y se convierten en pesadillas y convierten la censura en angustia. Este último punto puede ser análogo a lo que Lacan llamará la angustia de encontrarse con el objeto pequeño a.
[4] Sigmund Freud, Los Sueños Op. Cit. Sección X
[5] Ver por ejemplo el texto de Freud Neurosis y Psicosis de 1923 – 24 ya enmarcado desde la segunda tópica que ejemplifica esto a la perfección.
[6] Freud realiza un hincapié en que el deseo primero tiene que sufrir una primera transformación y es la de transformar la idea latente (la que contiene el deseo inconsciente censurado) en un elemento visual, o una dramatización. Luego llegan la condensación y el desplazamiento.
[7] Sigmund Freud, La interpretación de los sueños, (Edición electrónica, obras completas), p. 490
[8] Sigmund Freud, La interpretación de los sueños Op. Cit. p, 501.